Esta es nuestra propuesta para realizar una ruta por el Jardín del Turia que para nosotros representa uno de esos aciertos urbanísticos de los que una ciudad puede sentirse plenamente orgullosa.
Origen del jardín
Después de la terrible riada de 1957, desviar el cauce del Turia fue la solución definitiva que adoptaron para evitar futuras inundaciones. Uno de los primeros proyectos contemplaba sustituir el lecho del río por una preciosa autopista que facilitaría enormemente las comunicaciones hacia quién sabe dónde.
La movilización ciudadana encabezada por el movimiento vecinal «El riu és nostre i el volem verd» consiguió transformar radicalmente ese famoso proyecto «Plan Sur». De esta forma decidieron convertir todo el cauce original del río en un espacio de parque y jardín para el disfrute y el ocio de la población. Gracias a aquella iniciativa, hoy este espacio ofrece multitud de actividades para todos los públicos y constituye un lugar de relax, ocio y diversión en el que podrán disfrutar todos los miembros de la familia.
Ruta por el Jardín del Turia
Hemos dividido el río en los tramos que marcan los puentes. El km cero del Jardín del Turia está en el Parque de Cabecera, en el extremo oeste, pero hoy no vamos a entrar en él y lo dejaremos para otro día. A partir de aquí hay colocadas marcas de piedra que nos indican cuánta distancia hemos recorrido. Cada parte tiene su encanto, tú eliges.
Lo más práctico es comenzar el recorrido en el punto más cercano a donde te encuentres. Si queremos hacer toda la ruta, hay que tener en cuenta que son más de 8 kilómetros de distancia a los que, normalmente, tendremos que sumar la vuelta. Por lo tanto, no dejes de llevar agua, pues, aunque hay fuentes y barecitos, uno nunca sabe si la fuente será potable o el chiringuito estará abierto.
Lo ideal para hacer el paseo completo es ir en bicicleta. En caso de ir con niños, olvídate de hacerlo todo porque es demasiada distancia. Elige cualquier zona y prepárate a pasarlo bien.
Una de las zonas más divertidas y un éxito seguro es el parque Gulliver. Vale la pena entrar y disfrutar del bullicio y la agitación que en los más pequeños provoca este gigante indefenso, atado al suelo y convertido en un miniparque de atracciones. Resulta divertidísimo escalar, trepar y deslizarse por sus numerosos toboganes. Los niños disfrutan como auténticos enanos liliputienses, pero un aviso a los papás y mamás: los pantalones suelen sufrir las consecuencias de tanto deslizamiento tobogán abajo y no es raro que acaben apareciendo agujeros en la ropa.
Deportes en el Jardín del Turia
Se pueden practicar todo tipo de deportes: andar, patinaje, ciclismo, escalada, veleros por control remoto, juegos malabares, frisbie, practicar el mini golf, el monopatín o jugar al ajedrez gigante.
Es muy habitual ver a grupos de personas practicando los deportes y aficiones más diversos y curiosos, como lucha medieval, cinta de equilibrio entre dos árboles… El espacio es maravilloso y la gente lo utiliza sabiamente.
El Palau de la Música se ha convertido en punto de reunión para patinadores expertos y aficionados…
También dispone de varias zonas con aparatos de gimnasia y barras de entrenamiento para ejercitarnos bajo la agradable sombra de los árboles. Completan la oferta deportiva varios campos de fútbol y unas pistas polideportivas en las que entrenan deportistas de élite.
Otro aspecto muy interesante que nos ofrece este parque es la presencia de esculturas al aire libre, así como poder disfrutar de la arquitectura de sus puentes. En fin, todo un lujo tanto para el local como para el visitante.