¿Quién no ha oído hablar de las Fallas de Valencia? Pero, ¿las has vivido? Si quieres una experiencia única e irrepetible vente a disfrutar del arte, el fuego, el ruido, la pólvora, la música, la tradición más auténtica y el carácter de un pueblo cordial, generoso y amable.
Ven y disfruta, ¡ché! Y si quieres conocer el origen e historia de las Fallas de Valencia, simplemente, sigue leyendo.
Origen e historia de las Fallas
Las fallas tienen su origen en un ritual pagano para festejar la llegada de la primavera. El equinoccio de primavera más tarde se cristianizó y pasó a celebrarse el día de San José.
Antiguamente los artesanos trabajaban en invierno a la luz de un candil que colgaban de un palo al que llamaban ‘parot’. El «parot» era una especie de candelabro de madera. Al llegar la primavera y alargarse las horas de luz, quemaban los ‘parots’ en una hoguera porque ya no los necesitaban. Aprovechaban también para hacer limpieza y por ello, tiraban y quemaban también restos de madera de su trabajo del invierno. Esto lo hacían el día de San José que es el patrón de los carpinteros. Hay que tener en cuenta que en Valencia había muchos artesanos carpinteros por la industria de mueble y los astilleros de barcos.
En el siglo XVIII las fallas eran simples montones de trastos que se quemaban la víspera del día de San José, el 19 de marzo. A lo largo de todo el siglo XIX y principios del XX los trastos se iban recogiendo de puerta en puerta cantando o recitando lo que después daría lugar al himno fallero:
¿Hi ha una estoreta velleta
per a la falla de Sant Josep?,
per a la falla del teu carrer.
Adornar y vestir al ‘parot’ con telas y poco a poco, con los años, darle una apariencia humana fue coser y cantar y así surgieron los ‘ninots‘. Finalmente, como el carácter valenciano no es nada cerrado, sino todo lo contrario, la exageración, lo barroco, la sátira y el «A ver quién la hace más grande», también fue cosa, en este caso, de modelar y pintar.